Pronto se dio cuenta que las gentes de occitania
Ya no eran parte de su rebaño, mientras
Preparaba el rito de la ultima cena
Al virar su cuerpo, se miró en los ojos de los aldeanos
... Estuvo fijo mirándose asi mismo
Los aldeanos se fueron cada vez mas incrédulos
Se fueron consumidos, como
la acera de las velas
Que poco a poco iba, tragándose
El fuego de su mecha
Para extinguirse a la
nada
Los artesanos y los nobles,
con sus mujeres
Van tomados del brazo, pasan de largo…, sin mirar
Mientras las oraciones del
párroco son murmuradas
Que se van volando, en
ondas
A los capiteles de su
iglesia
Ya nadie responde, no hay
voz, ...quien será su dios?
La fe de los aldeanos es
cada vez más grande
Pero no creen en la santa
sede
Puesto que abrazan su nueva
iglesia
La fe de los buenos hombres
Es más sabio el párroco
nuevo en reemplazo
El mismo recinto en donde
hoy susurra sus oraciones
Párrocos promiscuos
susurraron antes
Los hombres vieron salir a
sus mujeres en cinta
Y mientras ellos padecían
de hambre
El vientre del párroco era
cada vez más grande
A los narradores de
historias prefieren escucharlos
A los poetas que les hablen
del amor cortés
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