Estoy
a la orilla de los campos de espigas
Al
otro lado la seca y carreteras de polvo
Veo en el horizonte sombras que se nublan
Que
se mueven de un lugar a otro
Parecen fantasmas que vienen en direccion a mi
Son sombras que ciegan la espiga
Aun están muy lejos, y me duermo
Vencido
por el sonido de las acequias
Entre
las dóciles espigas del arroz
Acarician mis ojos de niño
El viento y la espiga
Luego
despierto con sus propias caricias
Entre ruidos y chasquidos
La espiga
y La hoz, la espiga y el viento
Surjo
entonces del valor, que me levanta para mirarlos
Y las
sombras, las nublosas sombras no son fantasmas
Son
humanos sudorosos y hambrientos
Ciegan la planta del arroz, la caña
El maiz y el trigo
La
tierra no les pertenece
Más
allá máquinas que parecen langostas
Con
anchos rodillos, dan vueltas haciendo lo mismo,
Es
la época de ciega
Mujeres y
niños, hombres hambrientos
Recogen
del patrón su cosecha
Son
épocas de la tierra ajena.
Walterr José
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