Soy de la espiga dorada
De los campos de arrecifes y las pozas de lodo
De sus estaciones de agua y su rio cristalino
Del barro azul muy cerca a sus compuertas
Soy el trovador silencioso de cada esquina
De los pies forjados por el polvo del verano
Del rito del labrador en la gloria de sus días
De las calles anchas que lava el regador
Soy de los altos pinos que besan los cielos
De la luciérnaga de la noche y la chicharra
De la chicha de jora y la caballa
Soy de la voz del negro, que canta en las calles
Walterr Jose
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